viernes, 14 de septiembre de 2012

NADIE

 
 
 ¿Y a quién se lo digo?
¡¡¡Me muero, me muero!!!
Ni aquí ni allí soy nadie,
y no hay madre, ni hermana, ni amor
de quien pueda esperar comprensión o ayuda...

Me divido,
y alguna de las dos tendrá que ganar...
me divido...
Las lagunas son cada vez más frías y profundas,
mas yo me sumerjo día tras día...
Y cuanto más tira de mí,
más el frío me entumece
y quiero dejarme llevar,
y no sentir ya nada nunca...

Río cuando no debo,
lloro cuando no quiero,
y cuando lleguen los días oscuros

¿quién será esta que escribe?

¿qué será de mí?

¿Cómo distinguiré mis deseos y mis sueños de lo que me rodea?


¿Y cómo saciaré, apagaré, calmaré y colmaré esta sed de sangre?

UN VASO MÁS (Dedicado a M,. que creo que lo entenderá, al menos sé que buena parte... Con cariño)

Tiempo...
tengo todo el del mundo...
Ahora sí...
Entre otras paredes
planeopienso
sin pensar en lo que pienso...

Pero aquí... todo se vuelve posible,
porque aqui recuerdo
que nada ni nadie tengo que perder...
Y la conocida sed me atormenta
más que cuando
me quedo en el umbral de tu cuarto,
y te oigo respirar
y hasta el latido de tu cuello escucho...

Porque allí
el paraíso efímero de aquella luz me detiene,
y ese sol que nunca te despierta,
y quizás algún gesto amable
que me arropó hace algunos días...

Pero esto es distinto...
Aquí eres casi una quimera,
y yo, lo que no alcanzo,
lo quiero destruído...

Enciendo otro cigarro,
apuro otra copa,
pero no va a detener a la madrugada que me acecha...
Mas parece que el alcohol
nos hace la noche y los sueños más cortos...
Tan, tan cortos, que al día siguiente
ya no nos queda ninguno...
¿Y no es mejor no tener
esperanzas ni sueños
de los que arrepententirse
y que nunca se echarán de menos?

Pero regresamos,
una y otra vez, y un día y otro,
"debería dejarlo, no sólo perjudica la salud,
sino que me está matando"...- nos decimos-,
y nos miramos al espejo...
(tan traidor Cronos como este espejo empañado de noches insomnes),
y de repente recordamos
que hubo un tiempo
en que todo era posible,
en que amábamos con inocencia,
y nos echaban de menos aún faltando
un minuto de una cama...

Y ya no sabemos,
 a ratos,
si merece la pena
seguir luchando por amor
cuando no hay nadie, nadie...
y miras a los ojos a la Muerte
en el fondo de un vaso
y tantísimos años de dolor
pesan en el alma como piedras que te hunden en un río...

Y te ahogas,
te ahogas...