lunes, 7 de enero de 2013

DESDE LO PROFUNDO...

 
 
Vuelve a sonar el teléfono,
me interrumpes porque dices que te alegro,
y tras dejarlo sonar para que te canses,
-no tengo ganas de hablar esta noche-,
te contesto con la conversación ya preparada...

No hay nada que me pille desprevenida,
ni actos, ni palabras, ni sentimientos ajenos,
he perdido la capacidad
de sorprenderme,
tengo todo prevenido:
lo malo que ha de llegar,
lo bueno que se retrasa
hasta empalidecer el tiempo...

Algún día
me deshumanizaré completamente,
elegiré a alguien
para destruirlo por completo,
y todo será entonces claro y cristalino,
-sólo la primera vez es difícil-,
y entonces podré mirar cara a cara a la Muerte,
y no temer a mi propio fin
cuando la vea reflejada en otros ojos inertes...

Te oigo hablarme a mí,
y hablarle a otra gente, pero a mí,
y hablarme a mí de otra gente,
y tú me escuchas hablar,
y parece que te hablo a tí,
y los demás sois sólo ruido,
ruido molesto,
-yo sólo escucho a los mares
y a los animales,
a vosotros sólo os oigo...-;
pero en este instante
yo sólo... ¿cómo explicarte?
escucho mis propios planes que a cada minuto
cambian,
y cruzan por mi mente infinitas líneas de luz,
mientras tu voz bromea y trivializa
tratamientos, pastillas y depresiones...

Nunca sabría cómo explicarte
este celestial orden mío
en vuestro caos infernal,
este ansia mía
por hacer brotar manantiales
en vuestras desérticas pieles sin cariño,
esta necesidad de horadar tu pecho
y comprobar si los hombres
tienen un corazón
que también sangra...

Nos despedimos,
cuelgo el teléfono con suavidad
porque vives al lado del mar
y yo escuchaba su voz amada
mientras hablabas y reías sin saberme ajena
no sólo a tí,
sino al amor, a la amistad,
al dolor de los demás
y a las pérdidas humanas...

Regreso a seguir escuchando la música
que mece mi cristalizado corazón,
y en algún momento de la madrugada
tendré que dormir,
mas hasta que regrese a las tinieblas,
y aún después,
seguiré escuchando
el canto del mar
que siempre está lejos
en lo profundo de mis sueños...