martes, 20 de septiembre de 2011

BLITZKRIEG

Hizo falta poco. Te ví, te observé de espaldas aún antes de que repararas en mi presencia, mas no tardaste demasiado en venir a mí... No te lo explicas, y yo te digo que tampoco me lo explico; has sucumbido como te cuento que lo hice yo, y te acostumbraste a mi voz en medio de la noche, a mi consuelo en medio de la confusión, a mis palabras de aliento cuando todo te fallaba... Tejí mi red paso a paso, con las palabras que anhelé confesar y nunca pude, con las frases de amor que nunca fueron concebidas para tí... Mas me basta, te has conectado a mí mensaje a mensaje, llamada a llamada, frase a frase, y no sabes de mis sueños, de mis ansias del aliento que recuerda mi boca... Serás siempre el eterno sustituto, alguien en quien volcar  mi obsesión y mi sed de oscuridad, pero tendrás la ventaja de creerte siempre amado, y yo tendré la ventaja de no conocer la empatía ni el llanto ajeno...

Y pasarán los días más crudos, -aquellos que yo espero-, del otoño, y luego llegará el invierno, y yo me resarciré de cada lágrima, de cada gota de sangre, de cada mala palabra, en tu cuerpo desarmado... Y me hundiré en tus brazos, siendo otros los que toco en mi memoria, y probaré cada latido tuyo, siendo otro el latido el que pervive en mi recuerdo... Y te despreciaré por parecerte demasiado a otra piel, siendo que no tendrás la ferocidad de aquél al que dejé...

Y pagarás tú, sin juicio justo alguno, cada muerte lenta de mi anterior verdugo, cada vida en otro tiempo en la que quizás, sólo quizás, pudiste salvarme o condenarme, cada beso, cada cicatriz, cada noche en vela, cada latido de mi pulso desbocado...

Cada regreso, lo intuyes, estará marcado por la nieve, por el perfume de la sangre sobre las rosas...

viernes, 16 de septiembre de 2011

SOMBRAS

Ven a mí. Confía en mí... Escucha el canto de sirena que te promete la paz y el descanso. Yo puedo asegurarte que curaré todas tus heridas, y tú acabarás creyéndome... Sólo necesito que tu alma hambrienta de amor caiga en mis sutiles redes... Sí, sé prevenido, ármate de suspicacia si lo deseas, que acabarás cayendo en mi trampa... Te he elegido, así que no luches y abandónate. No seré yo quien te entregue cuerpo y alma, pero tú así lo creerás... Ven, amor, a mis brazos, que yo beberé de tu locura para apaciguar la mía, que yo saciaré mi sed de dolor en las estancias de tu mente torturada... Mira a tu alrededor, el mundo está hecho de sombras que te acechan, en mí hallarás aquello que aún no has conocido, el placer de consumirte en el fuego que recorre mis venas... No eres tú el culpable primero, pero estás en mi camino, y yo me resarciré de cada herida recibida por otros enhebrando agujas de celos en tu corazón, para que nunca descanses cuando yo esté lejos, para que tu boca pronuncie las palabras de devoción que hace tanto que necesito escuchar...

Mas no intentes usar tus armas contra mí, yo me he vestido durante mil años con la armadura del despecho, y nada pueden hacer tus flechas envenenadas en este corazón petrificado... Tus problemas me son ajenos, tus cariños me parecen debilidad, y tu mala suerte ineptitud, pero yo te consuelo y te comprendo como si aún fuera humana y dulce...

Ven a mí, necesito tu desamor y tu soledad para volver a reconstruirme, para volver a equilibrarme... Necesito que creas que te quiero, para que tú me quieras, necesito que creas que te necesito, para que tú me necesites, necesito que creas que muero por tí, para que tú mueras por mí, y abandones el campo de batalla tan malherido que mis heridas se restañen... Vierte tu sangre por mí, amor mío... Tengo sed, tanta sed...

jueves, 8 de septiembre de 2011

NO SOY YO...

No soy yo esta que ha regresado de la Muerte... parte de mí se ha quedado en el Otro Lado. Quiero regresar a los pactos como quien regresa al hogar... Hay una vida paralela en la que he muerto y en la que ya no tengo que luchar por contener mis impulsos. Esta vida en la que existo no tiene aliciente alguno, pero me quedaré, aunque la ira me consuma y recorra mis venas como un fuego turbio... ¿Qué clase de existencia es ésta en la que el placer está prohibido? Mis anhelos son demasiado intensos para que los simples humanos me los puedan satisfacer. Sólo una mente como la mía podría comprender y compartir esta sed de sangre...


Cada noche me acuesto agotada de contener dentro de mí este infierno, este ansia de todo lo que me destruye y me procura tanto alivio... Cierro los ojos y cada noche mis sueños me llevan a hacer lo que tanto y tanto deseo. La muerte de los demás se sucede como un encadenamiento de orgasmos. Y disfruto de cada grito, de cada gota de sangre, de cada lágrima, de cada súplica, de cada gemido, de cada vida que destrozo... Juez y verdugo, en lugar de comprensión y bondad. Esto es lo que subyace. Esto soy desde lo más profundo de mi abismo. La pureza que han querido instaurar en mi cuerpo mortal ha despertado todas las maldades que anidaban en mí... Mi envoltura mortal ha sanado, pero, ¿quién se atreverá a sanar mi alma condenada?